12.9.05

Sobredosis rojigualda

El Senado acumuló banderas españolas para contrarrestar las críticas a Presidencia, que la víspera había olvidado incluirlas en la cartelería.
Estaban por todas partes. En el patio de entrada del Senado. En el salón de plenos para la foto de familia. En la sala de los pasos perdidos, donde se celebró la cumbre autonómica. En la internacional, donde compareció el presidente. En los carteles que servían de fondo en las 19 salas de prensa. En las identificaciones de los 600 periodistas acreditados. Hasta ahí, vale. ¡Pero es que había una bandera de España en el lavabo de señoras!
--¿Esta bandera está aquí siempre?, pregunta una periodista a la limpiadora que la aparta con el mocho.
--¡Qué va!, es que hay un trajín que ya no saben dónde ponerlas.
Tal cual. Los ujieres del Senado pasearon ayer las enseñas nacionales por los pasillos hasta marearlas. Tenían orden expresa de que estuvieran a mano por si algún presidente autonómico se empeñaba en adornarse con ella ante la prensa.
Los servicios de protocolo del Senado rebuscaron en su almacén hasta acumular ocho banderas rojigualdas. Todas constitucionales, claro, no fuera a añadirse otro conflicto al generado la víspera cuando descubrieron --horrorizados-- que Presidencia del Gobierno había olvidado añadir la divisa estatal al friso de enseñas autonómicas de la cartelería.
Subsanado el error de imprenta , como lo justificó Presidencia, echaron el resto con las banderas de tela. Y el exceso derivó en sobredosis. Sólo se usaron cuatro. Otras tantas esperaron en vano en un lavabo y en otras dependencias.

El Periódico de Aragón

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