11.5.09

La bandera de Ceuta




Escrito por Francisco Olivencia
domingo, 10 de mayo de 2009

Hace algunas semanas dediqué mi colaboración dominical a recordar los orígenes de los títulos de Noble, Leal y Fidelísima que –con tanto orgullo como justicia- ostenta la ciudad de Ceuta. Hoy, la protagonista de estas líneas será nuestra bandera.
Si nos atenemos a la críptica descripción que de ella hace el artículo 3.1. del vigente Estatuto de Autonomía de la Ciudad, aprobado por Ley Orgánica 1/1995, la bandera de Ceuta “es la tradicional con cuatro triángulos blancos y cuatro negros alternos formados por las diagonales de los vértices del rectángulo y las perpendiculares al centro de los lados al mismo, comenzando el color negro por el triángulo comprendido entre el vértice superior izquierdo del rectángulo, el centro del mismo y el centro de su lado superior”. Con independencia de que en puridad, aunque no en el lenguaje común, el negro no es precisamente un color, sino la ausencia total de luz, es posible que un experto en heráldica (o quizás también en geometría) sea capaz de desentrañar esa especie de jeroglífico, pero cualquier profano que no sepa cómo es la bandera ceutí se quedará “in albis” ante tan abstrusa y complicada, aunque asimismo necesaria redacción.
Y ya que se ha traído a colación lo de la heráldica, parece ser que la definición más adecuada en cuanto a la división en ocho triángulos con colores alternados es la de “cruz de San Vicente”.
La primera entidad que utilizó en su emblema la alternancia del blanco y el negro en una cruz de San Vicente fue la Orden de Predicadores, fundada por el valenciano Domingo de Guzmán –Santo Domingo de Guzmán- en el año 1207. Los dominicos –pues así es como se les conoce- llevan hábito blanco, con capucha, y capa negra, circunstancia que explica la adopción de dichos colores para el símbolo de la Orden.
En 1415, cuando los portugueses conquistaron Ceuta, Portugal tenía escudo, pero, según dicen los tratadistas, carecía de bandera propia, por lo que más de un siglo antes habían comenzado a utilizar la cruz de San Vicente de los dominicos, posiblemente por el gran predicamento (nunca mejor dicho) alcanzado en aquel entonces por la Orden de Predicadores, entre cuyos miembros, además de su fundador, ha habido numerosos santos, entre ellos San Alberto Magno, su discípulo Santo Tomás de Aquino y el entrañable y milagroso San Martín de Porres, “fray Escoba”.
Así, las banderas que ondearon en las murallas y en el castillo de la Ceuta de 1415 inmediatamente después de ser tomada por los portugueses fueron dos: el Pendón bordado expresamente para la ocasión por la Reina Dª Felipa -esposa de D. Juan I- (que se custodia en el Palacio Municipal, habiéndosele incorporado tras 1640 las armas de Castilla) y la blanquinegra inspirada en el emblema de los dominicos.
Cuando Portugal tuvo bandera propia, la de la Cruz de San Vicente en blanco y negro quedó para ser la de su capital, Lisboa. Lástima que aquella primera bandera, la que portaban en 1415 las tropas de D. Juan I, no se haya conservado. Al menos, nos quedan su constante recuerdo en cada bandera de Ceuta y, además, el Pendón, todo ello como reliquias históricas y como referente de lo que hemos sido, somos y tenemos que seguir siendo.
Nuestra bandera blanquinegra es, por tanto, igual a la de Lisboa, pero la concatenación de los hechos nos lleva a situar sus antecedentes como tal enseña de Ceuta en fecha anterior al momento en que la capital portuguesa la adoptó para sí. No en balde era la que portaban los abanderados de D. Juan I cuando, hace ya casi seis siglos, desembarcaron en la costa ceutí.

El Faro de Ceuta (imágenes: Flags of the World)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sería interesante ver las tres enseñas, la de los dominicos, la de Lisboa y la de Ceuta. Pregunto si no es posible ponerlas.