31.7.12

Bandera de EE.UU. aún sigue de pie en la Luna tras 42 años



El hombre llegó a la Luna 42 años atrás y la bandera que allí instaló todavía sigue en pie, según un informe de la NASA, que divulgó fotografías que así lo demuestran.

La bandera soportó años de radiación y temperaturas extremas.

Las imágenes fueron capturadas por el satélite 'Lunar Reconnaissance Orbiter' (LRO), que se lanzó para realizar un mapeo con imágenes de alta calidad para determinar cuáles son los mejores lugares para establecer una futura base lunar.

El LRO, lanzado en 2009, también pudo captar diversos artefactos, objetos y huellas que la misión Apolo dejó en aquella misión histórica.

Se creía que la bandera de Estados Unidos había sido derribada por los mismos impulsores de la nave en el regreso a la Tierra. Incluso Buzz Aldrin, uno de los astronautas de la misión, lo había informado.

Ahora, gracias a las imágenes de alta definición y a las sombra que proyecta la bandera, se sabe que la bandera sigue de pie. La NASA explicó que al contemplar una serie de imágenes del lugar en diferentes momentos del día, se puede apreciar como la sombra cambia de lugar.

Lo único que no se sabe es cuál es el estado de la bandera. Se presume que descolorida -como mínimo- y estropeada.
 

29.7.12

Un viaje por nuestras estrellas

escrito por Luis Enrique Borgues
domingo, 29 de julio de 2012

Las estrellas son parte fundamental de nuestra bandera, aunque por un tiempo estuvieron ausentes del tricolor, y sin embargo, ellas complementan el significado del símbolo patrio, de modo que haremos un viaje por nuestras estrellas. Todo comenzó con Gual y España. Aquellos precursores del sueño libertario, inventaron una bandera. Extraña, si se quiere, pues era blanca con un sol radiante. Cuatro columnas verticales, dorado, rojo, blanco y azul. Una franja horizontal azul con cuatro estrellas blancas. Esa bandera desapareció con el baño de sangre y represión de las autoridades españolas... Luego vendría la creada a bordo de un barco, "El Leander", cuando Francisco de Miranda cosió con sus propias manos, un tricolor mientras esperaba por la conformación definitiva del pequeño ejército con el cual invadiría a Venezuela. Esto aconteció el 12 de marzo de 1.806 en aguas del Caribe. Sólo que los colores estaban invertidos, quedando el azul de primero, el amarillo al centro y el rojo de tercero, sin estrellas. Ese diseño evolucionó y para el 14 de julio de 1.811, era muy parecido al pabellón actual, amarillo, azul y rojo, sin estrellas y con las franjas desiguales. Esa fue la bandera elegida para guiar al ejército patriota durante la gesta heroica independentista, mas con el correr del tiempo surgieron nuevas realidades que fueron reflejándose en nuestro pabellón nacional. Al iniciarse las luchas por nuestra libertad, se asumió el tricolor mirandino. Esta bandera fue presentada públicamente junto con el Acta de la Independencia, el 14 de julio de 1.811. Es de imaginar la emoción de todos los presentes, en la Plaza Mayor los cadetes José María y Prudencio España, hijos del asesinado líder pre independentista José María España, izaron la bandera. La bandera cambiaría en diversas ocasiones, siendo una de éstas, la acontecida En Un Día Como Hoy, 29 de julio de 1.863, cuando el presidente de la República, General Juan Crisóstomo Falcón, decretó el retorno de las siete estrellas a nuestra bandera nacional.

En los primeros tiempos de la República, la bandera tenía siete estrellas para representar a las provincias que unidas declararon la independencia. Aquellas estrellas eran azules y estaban estampadas en la franja amarilla... Otro cambio importante de nuestro pabellón nacional, se produjo al vencer la República en la campaña de Guayana, el 20 de noviembre de 1.817, se decretó incluir una octava estrella para representar la provincia recién liberada. Esta bandera se mantuvo vigente por cuatro años, pues al consolidarse la Gran Colombia, el Congreso reunido en Cúcuta en 1.821, decretó retornar al pabellón de 1.811, sin estrellas y con el escudo de la Nueva Granada... Por 10 años lucimos esa bandera sin estrellas. Pero, al llegar a su fin la Gran Colombia, la bandera sufrió una ligera transformación, pues las tres bandas pasaron a tener igual tamaño y se sustituyó el escudo de la Nueva Granada por el de Venezuela, además, desde ese momento las cornucopias con su carga de abundancia, fueron colocadas hacia abajo, rematando el diseño con la inscripción "República de Venezuela". Esa fue la bandera que inició nuestro tránsito como nación, el tricolor mirandino sin estrellas...

En 1.859, el Ejército Federal, al iniciar la cruenta guerra de 5 años, en febrero de 1.859, combatió con una bandera tricolor de siete estrellas, mas al avanzar en triunfos, en julio del mismo año propusieron una bandera con veinte estrellas. Pero el modelo que se impuso con el triunfo federal de 1.863, fue un tricolor con las siete estrellas, pero en esta oportunidad en la franja azul. Eran estrellas blancas de cinco puntas. Seis de ellas formaban un círculo, mientras que la séptima se encontraba en el centro del mismo. Esa bandera estuvo vigente por 42 años, hasta que el presidente Cipriano Castro decretó que las siete estrellas debían formar un círculo en la franja azul de la bandera.... 25 años más tarde, el Congreso decretó la forma más conocida de nuestra bandera con las siete estrellas blancas, en arco sobre la banda azul.... Finalmente llegaría el Decreto del Comandante presidente Hugo Chávez, haciéndole honor al Decreto del Comandante Libertador Simón Bolívar, donde ordenó incluir una octava estrella para representar la provincia de Guayana, liberada el 20 de noviembre de 1.817... Recordamos la historia de uno de nuestros símbolos patrios, la bandera, a la cual se le decretó un cambio, En Un Día Como Hoy, 29 de julio de 1.863.

Los vascos de América y la primera bandera de Euskal Herria



POR OSCAR ÁLVAREZ GILA

EL pasado 14 de julio, con ocasión del aniversario del izado por vez primera de la ikurriña en la sede del Euzkeldun Batzokija de Bilbao, se publicó en este mismo periódico un interesante artículo de Aitzol Altuna sobre el origen de la ikurriña y otras banderas nacionales que, con mayor o menor fortuna, fueron utilizadas en el pasado para representar la identidad vasca. El autor reseñaba, entre otros ejemplos, una bandera diseñada en 1881 por el carlista Pedro Soraluce para ser usada como símbolo de la unión de las cuatro provincias vascas peninsulares, y que fue presentada por vez primera en un acto público en París en homenaje a Víctor Hugo.

Por vez primera y casi por última, dado que dicha bandera apenas llegó a ser conocida, mucho menos usada, en Euskal Herria. Buena muestra de ello es la propia descripción que hace el autor de dicho artículo de la bandera, señalando entre otros elementos de forma errónea que la bandera presentaba "en el centro un lauburu o esvástica redondeada". Efectivamente, las fuentes que nos describen la bandera hablan de que se incluía en ella "el histórico lauburu", pero como bien ha demostrado Santiago de Pablo en un reciente artículo (2010), el nombre "lauburu" no comenzó a designar a lo que hoy entendemos como tal hasta comienzos del siglo XX: en 1881, cuando se diseño esta bandera, "lauburu" significaba eso mismo: una formación cruciforme formada por cuatro cabezas de reyes moros, en recuerdo de una legendaria batalla medieval en la que mesnadas de los cuatro territorios vascos lucharon de forma conjunta. Así lo señalaba Augustin Chaho, el primero en describir este particular lauburu. Y para comprobarlo, bastaría con acudir al artículo que en 2003 publicara Coro Rubio en la revista Sancho el Sabio, en el que reproduce una imagen fotográfica del boceto que el propio Soraluce elaboró y remitió a las autoridades de las diputaciones vascas.

Pero no es esto de lo que quiero hablar hoy, sino de un capítulo casi completamente desconocido de la historia simbológica de la identidad vasca. Porque esta bandera, que como hemos señalado prácticamente pasó sin pena ni gloria entre nosotros, tuvo un éxito inusitado al otro lado del Atlántico, en las incipientes colonias que la emigración de numerosos vascos en la segunda mitad del siglo XIX estaba creando en países como Argentina, Uruguay o Cuba, principalmente. En estos tres territorios, los primeros centros vascos o euskal etxeak que se crearon a fines de la década de 1870, no solamente recibieron y aceptaron con prontitud la nueva bandera, sino que recientemente estamos comenzando a descubrir que la usaron durante algunas décadas, casi hasta el cambio de siglo, como una auténtica y verdadera bandera nacional vasca, en el contexto de las sociedades en que estos vascos vivían, trabajaban y mostraban su identidad particular como euskaldunes.

El primer episodio se vivió el 1 de noviembre de 1882 en Buenos Aires. Ese día se inauguraba la plaza Euskara, el mayor frontón de pelota vasca del país, financiado por los socios del centro vasco Laurak Bat de la capital argentina. Ese mismo día, realzando la importancia del acto, se hizo la presentación pública e izado de la nueva bandera, que las fuentes denominan "bandera de Euskal Erria". El acto incluyó un ritual que incluía la elevación de la nueva bandera vasca a una situación equiparable a las banderas argentina y española que también se enarbolaban en el recinto. Más aún, la propia bandera vasca fue izada, al igual que las otras dos, a los sones del himno vasco, que en aquellos años no podía ser otro que el Gernikako Arbola de Iparragirre.

Pocos meses más tarde, los vascos de Montevideo hacían lo propio al usar por vez primera la bandera en el desfile protocolario que abrió las fiestas nacionales que organizaron los vascos de la ciudad de Minas. Allí acudió una representación del centro vasco de la capital uruguaya, llamado también Laurak Bat, cuya junta directiva marchó solemnemente, a los acordes del mismo himno vasco, precedidos solemnemente por la nueva bandera. Y en La Habana, que por aquel entonces era todavía una ciudad colonial española, los vascos tuvieron que resignarse a que la nueva "bandera de la unión" no ondeara en las fiestas anuales de la virgen de Begoña de aquel año, sino en las de 1883, debido al retraso en su envío a Cuba por parte de la empresa barcelonesa encargada de elaborarla.

"Bandera de Euskal Erria", "Estandarte vasco", "Bandera de la unión"... Los diferentes nombres con los que se refieren las fuentes a esta nueva bandera nos indican que, para aquellos vasco-americanos que la usaban, su significado iba más allá de la simple representación institucional de un centro vasco. Era, sobre todo, un modo de plasmar mediante el instrumento de la simbología, del mismo modo que hacían el resto de las naciones, su propia identidad como vascos, superando la vieja división entre los territorios y sus particulares banderas y escudos. La bandera ondeaba en lugar de honor y presidía las reuniones de las juntas directivas de los centros; ondeaba en el exterior de las sedes de las euskal etxeak junto con la bandera nacional del país anfitrión; se la hacía encabezar los órganos de la prensa vasco-americana creados al calor de las euskal etxeak; se la hacía desfilar con la solemnidad y reverencia propia de un símbolo patrio; protegía desde la altura las fiestas y romerías que los vascos organizaban como medio de estrechar los lazos de la colectividad y mostrar al resto de sus conciudadanos americanos el orgullo de su identidad.

De hecho, a pesar de que su simbología, basada en el número 4, hacía referencia en la mente de su creador únicamente a los vascos peninsulares, como ya hemos señalado, en su periplo americano esta bandera pronto pasó a representar -y ser aceptada- por todos los vascos, independientemente de su procedencia. Los vasco-americanos, en la década de 1880, ya estaban dando pasos acelerados para superar la división, que muchos de los líderes de la colectividad rechazaban por "artificial", entre vascos españoles y franceses. La identidad vasca era algo que se situaba por encima de cualquier división fronteriza, incluso para aquellos que no veían incompatible la identidad vasca con el mantenimiento de la española o francesa, respectivamente. Solo en el caso de Montevideo se plantearía, en 1886, una moción para modificar esta bandera al calor de una ley recientemente aprobada por el gobierno uruguayo que prohibía el uso, por parte de las asociaciones creadas por los inmigrantes, de cualquier bandera nacional que no fuera la uruguaya. El hecho de que los vasco-uruguayos se plantearan elaborar un nuevo emblema a raíz de esta ley, ya nos indica en cierto modo el carácter de símbolo nacional que le otorgaban. Pero fueron incluso más allá, y para complementar el uso interno de la bandera de 1881, a la que nunca renunciaron, diseñaron otro estandarte, en el que se incorporaban elementos, no de las cuatro, sino de las siete provincias, como un medio para expresar de un modo más completo y cabal la realidad de la identidad vasca. Una realidad que, para quienes dirigían la colectividad vasca de Montevideo, integraba a todos los territorios entre el Adour y el Ebro en pie de igualdad.

Ya a comienzos del siglo XX, con la llegada de nuevas propuestas simbológicas desde Euskal Herria (el escudo del Zazpiak Bat, primero, y seguidamente la propia ikurriña), la vieja bandera de 1881 fue languideciendo paulatinamente. Se perdió en 1898 en Montevideo, cuando problemas económicos obligaron a cerrar el centro vasco y los vascos estarían más de una década sin soporte institucional. En Buenos Aires siguió presidiendo la sede social, pero las nuevas generaciones de inmigrantes, para las que su significado era desconocido, acabaron por dejarla en el olvido; solo en 1915 fue usada por el sector españolista que lidiaba en aquel año por el control del Laurak Bat, como arma arrojadiza contra el nacionalismo y la ikurriña, pervirtiendo su inicial significado y provocando su desaparición cuando el nacionalismo se hizo con el control del centro. La única excepción se halla en el caso de La Habana, dado que la bandera acabaría por convertirse en emblema de la Asociación Vasco-Navarra de Beneficencia, la institución decana de los vascos en Cuba, y de este modo convivió hasta casi nuestros días junto con la ikurriña.

Cabe una última pregunta, y es la de dilucidar por qué tuvo la bandera de 1881 una historia tan diferente a ambos lados del Atlántico. Para el caso de los vasco-americanos, creo tener la respuesta. La bandera respondía a una necesidad generada en el seno de las propias colectividades vascas. Alejados de su tierra y arraigados en territorio ajeno, en una sociedad multicultural producto de las grandes inmigraciones, los vascos aprendieron en América a apreciar más los elementos comunes que los unían, que los particularismos y viejas divisiones provincianas entre territorios. En ese gran laboratorio identitario que fue la emigración, los vascos eran cada vez menos vizcainos, alaveses, navarros, suletinos... y más vascos, sin otro apellido. El uso de una bandera común era, simplemente, un paso más a la hora de hacer evidente, de un modo visual, lo que ya estaba siendo una realidad dentro de la colectividad. La idea de que los vascos constituían un pueblo con su propia y particular identidad.

Deia (imagen: Astui, Aingeru. Símbolos de Euskal Herria

27.7.12

El Concello de Lugo ya tiene escudo y bandera oficiales



El Concello de Lugo ya dispone de escudo y de bandera oficiales. El Consello da Xunta celebrado esta mañana ha aprobado las enseñas, que se establecen como símbolos oficiales de la ciudad. El pleno municipal había dado el visto bueno a su modificación en la sesión celebrada el 30 de junio del 2008.

El escudo representa un torre flanqueada por dos leones dorados. Por encima, y sin tocarla, se sitúa un cáliz de oro con la Hostia de plata. La bandera muestra el escudo de la ciudad sostenido por dos leones sobre paño blanco. Los emblemas han sido propuestos por el estudioso Eduardo Pardo de Guevara y Valdés, delegado en Galicia del Consello Superior de Investigacións Científicas y director del Instituto de Estudos Galegos Padre Sarmiento.

26.7.12

Una bandera surcoreana en lugar de norcoreana, primer incidente olímpico

El partido de fútbol femenino entre Colombia y Corea del Norte, de la primera jornada del grupo G del torneo olímpico de Londres-2012, empezó el miércoles en Glasgow con una hora de retraso después de una confusión entre las banderas de las dos Coreas.

"La bandera surcoreana fue mostrada por error en la pantalla gigante en lugar de la bandera de Corea del Norte", indicó el Comité de Organización (LOCOG) en un breve comunicado, tras casi una hora de retraso.

"Se trata de un claro error, nos disculparemos ante el equipo y el Comité Nacional Olímpico (norcoreano). Se tomarán medidas para que esto no vuelva a ocurrir", añadió.

Instantes antes, una fuente en el lugar preguntada por la AFP, pero que prefirió permanecer anónima, había señalado que el retraso se debía al rechazo de las norcoreanas a jugar porque la bandera que se añadió a sus fotografías en los videomarcadores del estadio era la de la vecina Corea del Sur.

Por internet comenzaron a circular pronto imágenes donde se veía el error en los videomarcadores, con la bandera surcoreana para acompañar las imágenes de las jugadoras de Corea del Norte.

El partido tenía que haber comenzado a las 19h45 locales (18h45 GMT), pero las imágenes de televisión mostraban la mención "Competición retrasada", sin avanzar más detalles oficialmente. Finalmente, ambos equipos saltaron al césped una hora más tarde y el encuentro comenzó hacia las 19h45 GMT.

Según el Comité Olímpico Internacional (COI), la gestión de las imágenes en las pantallas de los estadios son responsabilidad del LOCOG y no del propio COI. Los cambios en los videomarcadores deben realizarse desde Londres.

Corea del Norte y Corea del Sur mantienen relaciones tensas desde la guerra en su pequeña península del este asiático (1950-1953).

En el pasado, ambos países llegaron a desfilar juntos en la ceremonia inaugural olímpica, pero el deterioro de las relaciones diplomáticas entre ambos en los últimos años hicieron que para Londres-2012 ni siquiera se planteara la posibilidad.

El fútbol femenino abrió este miércoles las competiciones deportivas de los Juegos de Londres, dos días antes de la apertura oficial con la tradicional ceremonia, que tendrá lugar el viernes en el estadio Olímpico de Stratford, en el este de Londres.

24.7.12

La historia del rechazo de los Estados Unidos a inclinar su bandera en el desfile olímpico

El equipo olímpico de los Estados Unidos destaca en cada edición de los Juegos por su negativa a inclinar su bandera al paso por la tribuna presidencial, al contrario de lo que hacen la mayoría de las delegaciones. Aunque esta costumbre tuvo su primera manifestación en los juegos de 1908 en Londres, fue en los de Berlín de 1936 cuando se convirtió en una tradición que no ha cambiado desde entonces.

America's refusal to dip the flag has complicated Olympic history

By DAVID WHARTON

Los Angeles Times
Published: July 23, 2012

LONDON — The last few days before the 2010 Vancouver Olympics swirled past in a flurry for Mark Grimmette.

The luger from Michigan had been chosen to carry the American flag at the opening ceremony and wondered about protocol. Instructions came at him from all sides.

Line up here. Walk there. Maintain an even pace.

And one more thing.

"I had a lot of people tell me," he recalls, "you're not supposed to dip the flag."

Most Olympic teams briefly lower their colors as a sign of respect when they march past the box where the host nation's leaders are seated. The U.S. does not.

When the Americans pick a flag bearer for the 2012 London Olympics this week, he or she almost certainly will be advised to uphold a tradition that dates back more than a century.

According to popular legend, shotputter Ralph Rose set the tone at the 1908 Summer Games — also held in London — when he supposedly proclaimed: "This flag dips for no earthly king."

To the rest of the world, it seemed like blatant nationalism. The truth of the matter, and the history of America's refusal to dip, is far more complicated than that.

As a professor at Penn State, Mark Dyreson has devoted a good portion of his academic career to studying the Olympics. He has written two historical papers on flag etiquette at the parade of nations.

"It sort of becomes a folk tale," he said, "a nice romantic mythology."

Piecing together the fragments of this yarn a century later has not been easy. No one knows for sure why Rose broke from the accepted practice of dipping in 1908, but Dyreson has his suspicions.

During that era, Irish athletes bridled at having to compete under Britain's flag. Dyreson believes Rose, an Irish American, might have been pressured by other Irish Americans on the U.S. team to make a show of protest before King Edward VII.

If so, this gesture was largely misunderstood.

"Around the world, there was a lot of criticism," Dyreson said. "It was considered a sign of ugly Americanism."

The professor can find no evidence that Rose, well-known teammate Martin Sheridan or any other U.S. athlete uttered the "no earthly king" comment. He also points out that it took awhile for the non-dipping tradition to take hold.

Americans lowered their flag for King Gustav V at the 1912 Stockholm Olympics. They showed no such respect at Antwerp in 1920 — but those Games were held shortly after World War I, at a time when nationalism ran high and many of the athletes were still enlisted in the military.

The saga grew even more curious after that.

Patrick McDonald — the same flag bearer who held the colors high in Antwerp — surprised everyone by dipping at the 1924 Paris Olympics. Four years later, Gen. Douglas MacArthur, looking to position himself for a political career, oversaw the American team and demanded that it follow military regulations.

That meant no dip.

Once again, other countries took offense. According to Dyreson, some in the American media were similarly critical.

"MacArthur was imposing the military standard," the professor said. "There were people who did not like him at all."

The tradition continued to flip-flop for another decade until history intervened.

In 1936, both the Summer and Winter Olympics were held in Germany. With Adolf Hitler and the Nazi Party in control, there was talk of a U.S. boycott.

The Americans eventually decided to participate, but officials announced their team would not lower the flag to Hitler at either Games. According to media reports, neither did Bulgaria, Iceland or India.

"In Berlin, the tradition gets codified for the USOC — it's not just the athletes doing it, now there's an official policy," Dyreson said. "After 1936, we never dip again."

Kayaker Cliff Meidl can remember being told not to dip before the opening ceremony at the 2000 Sydney Olympics. Women's basketball star Dawn Staley heard the same instruction when she served as flag bearer at the 2004 Athens Games.

"You've got to keep the flag straight up no matter what," she said. "Straight, straight, straight."

Neither athlete recalls being told why.

The issue has been raised a number of times since the 1936 Berlin Games. The late Avery Brundage, who ruled over the U.S. Olympic movement and the International Olympic Committee for decades, had previously tried to settle the matter by suggesting Americans carry a special Olympic banner that might be dipped. When that failed, he continued to search for — but never found — a solution.

In 1968, hammer thrower Harold Connolly mentioned that, if elected flag bearer, he might break U.S. tradition at the Mexico Olympics. Dyreson wrote that the USOC took steps to make sure he was not chosen.

Bill Koch, the free-spirited cross-country skier, made a similar threat before the 1992 Albertville Games.

"We're the strongest nation on Earth," Koch said. "We want to be good world citizens. I think we could do better. A dip demonstrates a little humility."

But the Americans had not even dipped for President Reagan at the 1984 Games in Los Angeles. And, by that time, the Soviet Union and other nations also had stopped dipping.

So when the 1992 opening ceremony came around, Koch held the flag steady before French President Francois Mitterrand.

"The press from other nations — they still prod the Americans about this every four years," Dyreson said. "People around the world still see it as arrogance."

With so many years gone by, a one-time protest has become the standard for reasons that no one seems to recall.

Whomever the current team chooses as flag bearer in London will be sure not to dip, Dyreson said, and the tradition will continue.

"The U.S. basically does what it wants when it comes to the Olympics," he said. "I don't see anything changing."

Stars and Stripes

17.7.12

La bandera que Nadal no podrá llevar a Londres



Fijarse en si una bandera española es 'buena' o no con la que está cayendo en el país puede parecer una tontería. Pero creo que no debemos callar ante chapuzas de este calado y tan fácilmente subsanables si alguien hubiera sido un poco cuidadoso.

Porque la bandera que con una cierta parafernalia y liturgia olímpica le dieron el sábado a Rafa Nadal para que la portara en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos no vale para nada.

Si se fijan en la foto, el escudo está centrado, cuando lo que dice la ley es que esté a la izquierda. Además, ni verticalmente está bien colocado: tiene mucho más margen en la banda roja de arriba que en la de abajo.

¿Por cuántas manos habrá pasado esa bandera desde que se confeccionó hasta que llegó a las del tenista? ¿Nadie ha sido capaz de darse cuenta de que no sirve?

Es un tema menor, está claro, pero si no somos capaces de evitar las chapuzas en asuntos tan pequeños será mucho más difícil acometer los grandes.

El hecho es que Nadal no podrá llevar a Londres la bandera que le entregaron. Un suspenso al COE. Y que le den otra, aunque sea sin acto público.

@vicentelozano

15.7.12

Origen de la ikurriña y otras banderas nacionales

POR AITZOL ALTUNA ENZUNZA

EN el año 1893, el ministro de Hacienda español, Germán Gamazo, quiso aumentar los impuestos a costa de lo que los alto-navarros pagaban a través de los Conciertos Económicos. El pueblo se sublevó y el ministro dimitió. Es la conocida como Gamazada. La gente que formará luego el PNV en Alta Navarra tomó parte en esta revuelta civil -unos 80.000 alto-navarros bajo el liderazgo de Arturo Kanpion- que terminó con la retirada de la impopular ley española. Los hermanos Luis y Sabino Arana, de Abando (Bizkaia), acudieron por primera vez con un boceto de una bandera que será la base de lo que después llamaron ikurriña o bandera vasca, aunque todavía era una cruz de San Andrés roja con fondo blanco, de clara connotación carlista, y que representaba el apoyo de los vizcainos a los alto-navarros en su defensa de los rescoldos forales.

Los hermanos Arana habían fundado un centro político, aunque con la apariencia de una sociedad cultural para evitar la posible represión del Gobierno español, asociación que se denominaría Euskeldun Ba-tzokiya, sita en el número 22 de la calle Correo del Casco Viejo bilbaino (aún hoy existente). Durante la ceremonia de apertura del batzoki, un día como hoy, el 14 de julio de 1894, Ciriaco de Iturri, como socio más veterano (exoficial carlista), izó por primera vez la ikurriña con los colores y forma actuales como nueva enseña para Bizkaia.

Los colores de la nueva bandera vizcaina los tomaron los hermanos Arana del escudo antiguo de Bizkaia a la que llamarán con el neologismo ikurriña (Ikur=símbolo y egiña=hecho). Copian la forma de la bandera británica conocida como Union Jack de 1707 (o Union Flag, las banderas de Escocia e Inglaterra sobrepuestas a la que se le añadió una cruz roja de San Andrés o de Borgoña por Irlanda desde 1801). Hay que tener en cuenta la importante relación comercial en esos tiempos de Bizkaia y sus altos hornos con el Reino Unido, y que este país era la primera potencia mundial en ese momento.

Tal y como explicó el propio Sabino Arana en su artículo La bandera Fenicia:

El fondo rojo simboliza el pueblo (cogido del fondo del escudo de Bizkaia).

El aspa verde es la cruz de San Andrés por el día de la Batalla de Padura en Arrigorriaga (año 870) que ganaron los vizcainos a los asturianos que intentaban conquistarlos, simboliza las Lege Zaharrak (verde por el color del roble del escudo de Bizkaia).

La cruz blanca es la moral de Cristo (sacada también del escudo de Bizkaia) y el Jaun Goikoa o Dios.

La bandera de los carlistas (antecesores del nacionalismo vasco del que toda la familia de los Arana era ferviente partidaria) era también una Cruz de San Andrés o de Borgoña, blanca con cruz roja. Pero los barcos vizcainos también usaron esta bandera siglos antes de las Guerras Carlistas. Según el historiador vizcaino E. J. de Labayru en su libro Historia General de Bizcaya (1897): "La cruz aspada que figura en los blasones, principalmente en las orlas, data desde esta famosa entrada en Baza (Granada, aunque se refiera por la fechas probablemente a Baeza, Jaén) de don Lope Díaz de Haro (Señor de Bizkaia) con su caballería pujante el día de San Andrés, por lo que don Fernando III (rey de Castilla) le hizo merced de ella en tenencia" (año 1226).

También se puede ver en un monolito funerario cercano a las murallas de Trajano-Adriano una cruz idéntica a la cruz de San Andrés (una incisión de un cuadrado con un aspa en su interior), además de una luna creciente y una esvástica clásica, perteneciente a las legiones romanas vascas. De los 24.000 soldados mandados por el emperador Adriano en el 122 d.C. para defender la muralla de 127 kilómetros que separaba a los civilizados romanos de los bárbaros, 3.000 eran de pueblos vascos: 1.000 bardulos (probablemente en su término más amplio de autrigones, karistios y bardulos) y 2.000 baskones. ¿Hubo quizás en este caso -como en tantos otros- un sincretismo de símbolos religiosos?

El apóstol San Andrés era hermano de San Pedro (padres de la Iglesia ortodoxa y católica cristiana, respectivamente), crucificado en un pueblo de Grecia cuando predicaba y martirizado en una cruz con forma de aspa, según una tradición medieval tardía no documentada.

La ikurriña fue símbolo oficial el 21 de octubre de 1936 del Gobierno vasco, gobierno de un mini Estado (que gobernó soberanamente el territorio entre Legutiano en Araba y Bizkaia durante 9 meses), creado de facto en tiempos de guerra durante la sublevación del Ejército español al mando de miembros fascistas. Curiosamente, la ikurriña se convirtió en símbolo de aquel mini Estado a petición del partido español PSOE y de su sindicato UGT, que participaban en aquel gobierno (en la voz de Santiago Arnaz, que lo solicitó así al lehendakari Aguirre del PNV), pues el símbolo había terminado por extenderse a todos los territorios vascos como bandera nacional.

Un vasco-mexicano, Agustín Iturbide Aranburu, también había tomado los mismos colores del escudo de Bizkaia para la bandera de México tras su independencia de España en 1821.

Hubo dos intentos anteriores de crear una bandera que representara a todos los vascos. Fue en París, en 1881, en un acto para homenajear al escritor Víctor Hugo en su 79 cumpleaños, para lo cual banderas de 324 países fueron paseadas por delante de su casa, entre ellas la creada por el carlista exiliado Pedro Soraluze. Era una bandera que solo representaba a las cuatro provincias vascas peninsulares actuales: constaba de una franja roja por la provincia de Alta Navarra (invadida en el siglo XVI) y otra blanca por las provincias de la Navarra Occidental (invadida en el siglo XII), en cada ángulo contaba con una estrella dorada por cada una de esas provincias y en el centro un lauburu o esvástica redondeada (datada como tal a partir del siglo XVII).

El reformista Jakes Bela (Jacques de Belá), nacido en el siglo XVII en Maule, Zuberoa o país de Soule, escribió en euskera numerosos trabajos como diccionarios, libros de gramática, enciclopedias, etc. Pero su obra se ha perdido por completo tras ser quemados los últimos ejemplares por los ilustrados franceses durante su Revolución (1789). Su biznieto fue un exitoso mercenario hasta que el rey francés le ordenó crear un regimiento vasco al servicio de Francia en 1740.

Llamado Régiment de Volontaires Cantabres (todavía se creía que los cántabros de época romana eran los vascos), cuyo lema In hoc signo vinces remitía claramente al emperador romano Constantino. El Royal Cantabre contaba con 1.046 euskaldunes que luchaban con una bandera de fondo azul, la cruz borbónica de San Andrés y el escudo de Nabarra.

El escudo nacional del Estado de Nabarra es en realidad la única bandera que sí fue común a todo el territorio baskón y a todos los nabarros, pues data del siglo XII (anterior a la conquista de la Nabarra Occidental). Esta bandera, según el Libro de armería del reino de Navarra (del siglo XVI) y otros armoriales como el de Urfé (s. XV-XVI), se blasonaba de la siguiente forma: de gules (fondo rojo), carbunclo cerrado pomelado de oro (pomos o bolas doradas que no cadenas) y en el centro una esmeralda verde (en forma de losange o rombo).

Deia

10.7.12

Artistas diseñan banderas para un mundo globalizado


Artistas alemanes diseñan banderas para un mundo en que el sentimiento de nacionalidad ha sido minado por la globalización, el libre comercio y el arrollador avance de las telecomunicaciones.

La globalización es un proceso que, entre otros aspectos, ha tenido repercusiones en la identidad cultura y específicamente en el sentimiento de nacionalismo que durante cierta época se mantuvo tan vivo en la conciencia colectiva.

Sin embargo, son varios los analistas que desde hace tiempo han señalado el decaimiento de este sentimiento de pertenencia por una patria, consecuencia o circunstancia paralela a la apertura de fronteras para el libre comercio de mercancías, el avance arrollador de las telecomunicaciones y otros elementos que fomentan más la globalidad sobre la localidad.

En este ánimo, un grupo de artistas alemanes se propusieron diseñar nuevas banderas para un mundo globalizado, un objeto que en efecto parece contradecir los valores que se privilegian en nuestra época.

“Una bandera se usa comúnmente como símbolo de la afiliación con un colectivo determinado, que comparte opiniones, valores e ideas similares. ¿Una bandera contemporánea, divorciada del simbolismo histórico y nacional, cómo expresaría tus valores y tus ideas”, escriben al respecto los diseñadores Arthur Ruppel, Christoph Tim Schneider y Sebastian Zimmerhackl.

Los resultados son, para recurrir a otra palabra que también se invoca para definir nuestra época, visiblemente eclécticos, una mezcla singular, extraña, que contrasta notablemente con la familiaridad que antes se sentía ante la vista de dichos emblemas nacionales.

Destaca que, en el caso de estas banderas para un mundo globalizado, simplemente no se sienta nada más allá de cierta reacción estética —lo cual, aunque inquietante, no es necesariamente negativo.


Pijamasurf


6.7.12

Los sucrenses se enfrentan por su bandera


Los sucrenses han encontrado un nuevo “símbolo” para desnudar sus diferencias en el debate por los emblemas que identifican a la capital del Estado Plurinacional.

La Asamblea Municipal de la Carta Orgánica es el nuevo escenario donde colisionó la enérgica idea de mantener tal cual la bandera y el escudo: mientras las zonas rurales estimulan al cambio total argumentando que es un rezago de la colonia.

Para el historiador y especialista en heráldica, Bernardo Gantier Zelada, los símbolos de la ciudad obedecen a patrones que enorgullecen a los pobladores, como el poderío de la Real Audiencia de Charcas para la administración justicia, la lealtad con la libertad y la nobleza eterna.

El ímpetu del cambio surge desde el área rural con tres distritos que acordonan a Sucre, sus representantes proponen cambios que “descolonicen las representaciones”: sombreros, chocolates, chorizos y otros productos tradicionales de la región.

La polaridad de fuerzas políticas se pone en evidencia en los acalorados debates en la redacción de la Carta orgánica que debe concluir esta semana.

Amenazas de abandonar el cónclave y llevar el tema a un referéndum local, son los ingredientes de la radicalidad del altercado.

Campesinos, como el dirigente departamental Leonardo Maturano, acusó de intentar mantener “a los pueblos indígenas de rodillas a los viejos ejemplos de la colonia”.

En respuesta, el asambleísta municipal y exdirigente del agro, Pastor Velásquez dijo que “no se someterán al capricho del campo manipulado por el Movimiento Al Socialismo (MAS)”.

La asamblea se hizo pública ante los ojos de la población por dos extremos: la pretensión de cambiar las enseñas y por el reconocimiento a las diferencias de género y opciones sexuales distintas a los patrones actuales.

Analistas del medio coinciden en protestar porque la ciudad debe fijarse, también en argumentos de desarrollo.